La dieta de mis pequeñas es algo a lo que le presto mucha atención.
Entiendo que es fundamental y clave para un óptimo desarrollo físico e intelectual, también para que desarrollen un sistema inmune fuerte y así evitar muchas visitas al médico y enfermedades futuras.
Siempre intento elegir alimentos vivos, si vivos; me acuerdo un día que Astrid me dijo; si están vivos los vegetales por qué no tienen ojos?!! jajaja 🙂
En casa seguimos una dieta algo así como «eat clean» con una fuerte base vegetariana; es decir, cereales integrales, legumbres, frutas y verduras, frutos secos, semillas; casi todo orgánico ( que contiene menos productos químicos por ende menos toxinas para eliminar luego por nuestro hígado) e intento evitar lácteos, refinados, enlatados. Pero somos fan de la pizza y los viernes cae y no pasa nada! Es un capricho y aunque soy de la creencia que hay que comer de todo; en el proceso de nuestro desarrollo se puede ir descartando/agregando/suplementando según necesidad individual.
Admito que soy bastante friki con esto de la dieta sana y me espanto cuando leo las etiquetas de muchas cosas que quieren comer mis hijas, tantos conservantes, estabilizantes, colorantes, tantas E que Dios sabe qué son y que ellas se lo quieren ingerir porque está rico! OMG claro! Es re adictivo; lleva toneladas de grasas, azúcar, leche de la vaca, cualquier cosa cero nutritiva…no digo que no puedan comerse un croisant de chocolate alguna vez u otra chanchada; no soy estricta al estilo militar, pero intento crearles consciencia ya desde pequeñas de el impacto que los alimentos tienen en nuestro organismo. Mientras más naturalmente nos alimentemos más estaremos respetando la naturaleza en nosotros y por ende preservando la vida.
Siento que es parte de mi responsabilidad como madre fomentar en mis peques hábitos sanos. Y éste es uno de ellos.
Para mis peques lo mejor, para los tuyos también no?
Bendiciones.
Carolina
Fotos de Marta Bacardit
The Social Yoga 